El asesinato de los niños de
Córdoba, Ruth y José Bretón, conmocionó a buena parte de los españoles al
comprobar la frialdad con la que un padre había sido capaz de matar a sus hijos
por despecho. La tragedia ya se conoce, como también su desenlace: la condena
de José Bretón a 40 años de prisión por el doble crimen cometido en la finca de
Las Quemadillas.
Preste atención a la imagen que
encabeza este reportaje. ¿Qué ve en la cara de Bretón? ¿Cree que su rostro es
el de un asesino? Existe una disciplina, denominada psicomorfología facial, que
se encarga de analizar nuestras facciones y el modo en que las emociones,
vivencias y pensamientos quedan marcados a fuego en el rostro. Nuestra mirada,
nuestra sonrisa, el tamaño de nuestra nariz. Estos rasgos, aseguran quienes
defienden la materia, dicen mucho de nosotros. Más de lo que pensamos. El
conocido dicho «la cara es el espejo del alma» llevado a la práctica. La
psicomorfología facial ayuda, en palabras de los expertos, a conocer al
milímetro al individuo y, algo curioso, a saber con antelación sus posibles
reacciones y comportamientos. Pero, ¿tanto como para dar 'caza' a un asesino?
En un completo libro que lleva
por título «Las caras del mal» (Ed. Luciérnaga), la periodista Mónica G.
Álvarez analiza, junto a los expertos Esther Mellado y Deogracia Mellado
Piedra, los rostros de un buen número de parricidas, pederastas, dictadores,
terroristas y magnicidas con el fin de averiguar qué les llevó a actuar con la
crudeza por la que —algunos de ellos— fueron condenados.
«No consiste en decir si
alguien es bueno o malo»
En no pocas ocasiones la
psicomorfología facial ha sido tildada de pseudociencia y de «burdo engaño»,
pues lo cierto es que parece difícil creer que por poseer unas determinadas
características faciales podamos ser seres retraídos, infelices, simpáticos o
creativos. «Quienes hablan así de la psicomorfología facial es porque no la
conocen y porque no saben que es una disciplina que lleva estudiándose desde
hace años. Es totalmente cierto que nuestras emociones quedan reflejadas en el
rostro y que este es el espejo de nuestras vivencias, represiones y
frustraciones», afirma la autora del libro.
Eso sí, Mónica G. Álvarez hace
un importante matiz, y es que la psicomorfología facial jamás podría haber
definido a José Bretón como un asesino en potencia. «Esta ciencia no consiste
en decir si alguien es bueno o malo o si, por tener la nariz pequeña, tendrá un
comportamiento determinado». Lo que sí se analiza es, aclara la autora, cómo
nuestras experiencias modifican el rostro hasta el punto de reflejar aquello en
lo que nos hemos convertido. «La psicomorfología puede decir mucho de nosotros,
incluso aquello que queremos ocultar. Los rasgos del rostro se estudian en su
conjunto y no de forma individual, por lo que es tras analizar todos los
elementos cuando se llega a una conclusión determinada». Jamás — reitera Mónica
G. Álvarez— podría haberse sabido de lo que José Bretón era capaz. «No puedes
analizar una cara y decir que alguien va a matar o a violar, pero sí deducir
cómo es psicológicamente y prevenir ciertas tendencias».
La huella de la agresividad
Uno de los ejemplos que expone
la autora para explicar cómo las vivencias determinan la expresión de nuestro
rostro es el del Irma Grese, una de las más crueles y famosas criminales de
guerra nazis. «Podemos ver fotografías anteriores a su etapa perversa en las
que su mirada es angelical. Si observamos las imágenes posteriores veremos cómo
su expresión ha cambiado totalmente.
Puede deducirse que algo dramático y
violento ocurrió en su vida y que por ello actuó de la forma en que lo hizo».
Adolf Hitler, el etarra
Troitiño, Mary Bell o Anders Behring Breivik son algunos de los personajes
analizados en «Las caras del mal», al igual que Tony Alexander King o Eric
Smith. Aquí tienes un pequeño avance de lo que la autora escribe de ellos:
¿Está el mal escrito en el
rostro?
— Adolf Hitler: «Los sentidos,
ojos, nariz y boca permiten al individuo mantener un intercambio comunicativo
con su entorno, ser capaz de compartir y sentir de forma espontánea y natural.
En Hitler, dichos sentidos muestran una fuerte introspección y una actitud
vigilante y desconfiada hacia los otros».
¿Está el mal escrito en el
rostro?
— Tony Alexander King: «La
primariedad, la falta de madurez, de control del instinto, y el egocentrismo
afectivo es lo que expresan los elementos que conforman su rostro. En este
caso, no identificamos a un individuo capaz de planificar y trazar una
estrategia para cometer sus actos, sino más bien el acto instintivo y el
sometimiento al aquí y ahora. Después de estudiar su cara, leo que sufría de
impotencia y es la frustración sexual lo que genera su deseo de imponerse
violentamente»
¿Está el mal escrito en el
rostro?
— Eric Smith, «el asesino
pelirrojo»: «Aplicando una metodología más contrastada, considero que la nariz
es el principal elemento revelador de la situación psicológica que proyecta
esta cara. [...] La nariz respingona es reveladora, además de la evidente
inmadurez emocional y social, de un carácter inseguro y débil, que está reclamando
afecto y expresando a gritos 'yo no soy así'».
INMA ZAMORA
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